30 de noviembre, 2021

Un día más heme aquí buscando razones para creer que vamos por el camino correcto, si no ya por el buen camino… Y en este espinoso y tortuoso sendero de la actualidad, que nos lleva de un confín a otro sin solución de continuidad, hallamos restos e indicios, restos de lo que pasó e indicios de lo que puede suceder. Y en este deambular periodístico, observamos turbados cómo cambian las caras y los nombres, aunque los mismos problemas persistan.  De este modo, no sorprende en exceso que algunos privilegiados renuncien voluntariamente a los oropeles de la cosa pública, para refugiarse en su sagrado ámbito privado; están en su derecho. Hartos ya de estar hartos, hay quien se va con la mirada perdida, la cabeza caliente y los pies fríos.

De tal guisa, desde este martes, se aparta del escaparate regional Diego Conesa, el ganador de las últimas elecciones autonómicas. Una pírrica victoria la suya que no le ha acarreado más que un acerbo enfrentamiento en busca de un sillón que, ni con moción censura de por medio, consiguió lograr. Hoy ha escrito su penúltimo capítulo en su carrera; este martes ha dimitido como diputado regional; sin embargo, se concede un tiempo de reflexión para decidir si continúa o no en política. Presumiblemente va a ser lo segundo. No obstante, aún le queda el epílogo del miércoles, cuando ha de ejercer por vez última como portavoz socialista en la Asamblea Regional.

En definitiva, presuntamente se va Diego Conesa, un triunfador/perdedor, que no quiere volverlo a intentar.  Se hace a un lado, consciente de lo que implica el desgaste de combatir en primera línea de la contienda política regional, y consciente de lo que deja atrás, dentro y fuera del partido de su vida.

El PSRM no ha sido históricamente una balsa de aceite, ni tampoco lo es ahora, ni con el adiós de Conesa se apaciguarán arcaicos vicios cainitas. Empero, al fin, llega el tiempo de Pepe Vélez, que, desde luego, fácil no lo va a tener, pese a esos engañosos números de su apabullante triunfo en las primarias.

Se abre, consiguientemente, una etapa nueva que parece vieja en el socialismo murciano. Porque nada es nuevo bajo el sol eterno del PSOE. Lo único seguro es que tanto el que se va, Conesa, como el que llega, Vélez, deberán ahora encontrar su camino.