Día 27-03-2023 A MICRÓFONO CERRADO

A MICRÓFONO CERRADO, opinión

¿MOCIÓN o LOCIÓN?

He dejado pasar algunos días antes de hacer mi propio examen de conciencia sobre las memorables vivencias del 21 y 22 de marzo del año de nuestro Señor de 2023. Y lo he hecho con la vana pretensión (y la candorosa esperanza) de que también se fuera el penetrante olor que se ha quedado impregnado en el ambiente. Este perfume pegajoso nos embriagará hasta elecciones y más allá.

En efecto, la moción de las mociones, que tan escasas sorpresas nos deparó, ha dejado un aroma muy peculiar… a loción vieja, a Varón Dandy o Heno de Pravia. Sin embargo, todo discurrió cómo había imaginado hasta el más ingenuo de los españolitos, a quien Dios guarde. No hubo emoción ninguna, el resultado estaba cantado; y las posturas de cada cual, también.

Todos representaron, con mayor o menor énfasis, su papel tal y cómo se esperaba; y el único que, de manera inopinada, acabó por saltarse el guion fue el candidato, que prescindió en su discurso del párrafo en el que debía pedir elecciones anticipadas; presuntamente ésa era la única meta de esta moción nada emocionante. ¿Olvido, despiste, cansancio?… quién sabe.

A pesar de los pesares, una vez más todos volvieron a sentirse ganadores. Si nadie pierde, aunque pierda, ¿qué gana el que haya ganado, si es que ganó alguien? Pero, insensato de mí… todos lo hicieron. Hasta Ciudadanos, y algún ex ciudadano de Cambronero nombre, se sienten asimismo victoriosos. Sólo admite su derrota un tal Cronos; ya que se perdió lastimosamente el tiempo, además de una extraordinaria ocasión para intentar solucionar problemas mucho más urgentes, que por desgracia no faltan en esta España nuestra.

En fin: martes y miércoles para la Historia … para la historia del cómic. Porque la moción de censura que vivimos da para muchas viñetas y para que se explayen los artistas del género, que en este país crecieron entre los tebeos que devorábamos en nuestra infancia.

Sí, esta sexta moción de censura de nuestra democracia, segunda contra Sánchez, fue una moción de tebeo, con un irreductible Capitán Trueno (trasunto del valleinclanesco Max Estrella, histórico del comunismo e ilustre economista casi nonagenario) que defendió, con el ardor que aún le queda en su impetuoso pecho, los postulados de Vox. Ver y oír para creer…

Una moción, por otra parte, cuyo resultado se sabía de antemano. Entonces, ¿a qué se ha estado jugando en el Congreso? Vox insistía, en los días previos, en el mantra de ‘Sánchez o elecciones’. No obstante, las elecciones ya las teníamos -y tenemos- muy próximas, y por partida triple. ¿Hacía falta semejante teatro para reclamar lo que se va a producir indefectiblemente en escasos meses?, ¿en realidad, qué se pretendía con una iniciativa tan sui generis?

En cualquier caso, las mociones de censura no están concebidas para este tipo de experimentos; con ellas, se busca derribar un gobierno, hacer caer un presidente y poner otro en su lugar. Hasta ahora, tal y como lo recoge nuestra Constitución, las mociones habían de ser constructivas, y llevar aparejado su correspondiente programa gubernamental. Nada más lejos de lo que ocurrió en aquellos dos días de marzo, que ya parecen de otra época.

Recurrir ahora a los veleidosos idus para justificar tal situación, sonaría a manido tópico. Pero algo tendrán que ver, cuando en este mes inaugural de la primavera, más de uno, otra vez, se dejó excitar por fragancias antiguas.

Por cierto, ¿alguno de ustedes, queridos lectores, se ha imaginado por un instante a Tamames como presidente de un gobierno de Vox? Lo dicho: aunque Sánchez se merezca más de una censura, que se la merece, ésta no ha pasado de ser una moción de tebeo, o de Varón Dandy.