DE PREDICCIONES Y ESTUPIDECES

A MICRÓFONO CERRADO, opinión

25 mayo, 2022

“Es la economía, estúpido” el lema de aquel asesor electoral de Clinton, que se hiciera inmortal formulando una penosa máxima perogrullesca, resuena cada día con más fuerza, entre las, a veces, débiles mentes de quienes rigen los desgobiernos que nos amparan. De nuevo la economía, nuestra economía, nos estremece. Por mucho que abunden las predicciones que alienten el optimismo infundado de algunos. Y predicciones hay para todos los colores y sabores. Y de predicciones no se vive, aunque hay quien coma de ellas… y opíparamente. Porque son insaciables.

En esta última semana, les tocó el turno a los videntes de FUNCAS, que enfriaron anteriores pronósticos, con sus radiológicos análisis. Resulta tristemente contradictorio que las cajas, que ya no existen, mantengan impolutas sus fundaciones, y hasta se permitan el lujo de adivinar nuestro porvenir con sus bien pagados vaticinadores. Años atrás, podrían haber mirado con semejante afán y el mismo celo dentro de sus cajas progenitoras que estallaron por los aires sin que Funcas se percatara, ni augurase nada al respecto, ni dijera ni media palabra, ni hiciera la más mínima previsión del desastre que se avecinaba. 

Y como analistas del pasado tampoco tienen precio los eruditos de Funcas. En 2005, cuando ya enfilábamos nuestra alocada carrera al abismo de 2008, editaban ‘Historia de las Cajas de Ahorro’, en Papeles de Economía, donde ya desde su primer capítulo se sostenía a capa y espada la teoría del vigor incontenible de estas entidades.

Según su docto criterio, en aquel tiempo, las cajas españolas “sin duda están viviendo un momento estelar (…) Así, en los últimos quince años, sus oficinas casi se duplican, acercándose ya a las 21.000, mientras que los activos totales y patrimonio se han quintuplicado para situarse en los 560.000 y 30.000 millones de euros, respectivamente. Además, durante dicho período, han ganado ininterrumpidamente cuota a la excelente banca comercial española, a la que ya superan tanto en depósitos como en créditos en el mercado español”.

En definitiva, nuestras cajas para FUNCAS, nobleza obliga, eran lo mejor de lo mejor; aunque, parafreseando al antiguo Gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, acabaron convirtiéndose en  “lo peor de lo peor”. Como nuestra querida CAM, que en paz descanse.

Las previsiones más imprevistas

Pues bien, Funcas, la misma Funcas de siempre, se atreve a rebajar ahora la previsión de crecimiento de la Región para este año y la sitúa en el 3,5%. De acuerdo con los augures de las extintas cajas, el Producto Interior Bruto de la Región crecerá este año un 3,5%, el sexto menor aumento por comunidades junto con La Rioja e inferior al crecimiento de la media nacional del 4,2%.  De este modo, el crecimiento previsto del PIB de la Región será solo superior a los de Aragón, Castilla y León, Cantabria Extremadura y Castilla-la Mancha (todas con un 3,3%).

Así que el mantra, que se han encargado de propagar por doquier voces ligadas al Ejecutivo regional, de que nos recuperaríamos antes que el resto de España, y que incluso ya habíamos llegado a niveles prepandémicos, habrá que ponerlo en cuarentena. También es cierto que nuestro PIB había caído menos que el de otras comunidades, pero no es menos verdad que marcara lo que marcase el PIB la situación de nuestra soleada tierra distaba mucho de ser la óptima. 

Encadenando crisis tras crisis, de una pandemia a otra (la del coronavirus ni mucho menos es la única), sólo nos faltaba una despiadada guerra en el continente. Pero nuestras heridas sangraban mucho antes de que estallara la contienda; ya nos desangrábamos (y nos seguimos desangrando) con una deuda gigantesca y un déficit endémico. Y la infrafinanciación, siendo absolutamente injusta, no puede ocultar nuestros propios males.

 Entre ellos, a modo de símbolo de una época que nos lastra, la agonía de un Mar Menor, de aguas exhaustas y declinante existencia: un asesinato ecológico que conllevará inconmensurables repercusiones económicas. Y ésas son las únicas razones a las que atienden aquellos a quienes no les importa el mañana de nuestra Región, mientras el hoy de sus bolsillos siga repleto. Quizá los que todavía no han movido un dedo, lo hagan por su propio interés lucrativo. Menos será nada; la nada…

Ante este escenario cambiante e imprevisible, los pronósticos no sirven de referencia, las previsiones caen en saco roto; y con inusitada frecuencia se contradicen, en constantes rectificaciones, que demuestran que estos sabios, como los de Funcas -al socrático modo- sólo saben que no saben nada. ¿Cuánto crecerá nuestro Producto Interior Bruto?  Esta es una pregunta a la que responde cada cual como su sapientísimo instinto le da a entender. Y realmente, ¿a quién le importa?

Por si lo ponían en duda, he aquí algunas de las previsiones de crecimiento, que seguramente con absoluta flema serán revisadas a la baja, sin que al más novel analista le tiemble el pulso: Airef (1,6%), BBVA Research (4,1%) Caixabank (4,6%), CEPREDE (4,1%) Consejería de Hacienda (5,2%), Hispalink (4,6%) y FUNCAS (3,5%).

Del 1,6% de Airef al 5,2 de la Consejería, media todo un océano de posibilidades y probabilidades. Ruego al Altísimo que tan dispares y arbóreos porcentajes, no les impidan ver el bosque. En fin, las predicciones son como los principios, las hay para todos los pareceres; si estas predicciones no les gustan, tengo otras, muchas otras…