ADORNOS DE QUITA Y PON

A MICRÓFONO CERRADO, opinión

25 abril, 2023

Tiempo de adviento electoral, tiempo de fichajes, tiempo de promesas… Nuestros amados partidos, en plena efervescencia creativa, han ido buscando lo mejor de cada casa para ponerlo en sus listas, que no siempre son tan listas, pero sí muy cerradas, tozudamente cerradas, a cal y canto. Y, como suele suceder en el noble arte amatorio de la política, se han colado extraños compañeros de cama, o de lista, que viene a ser lo mismo.

 En nuestra Región, entre tanta vorágine electoralista, dos nombres brillan sobremanera: el de expresidente Garre y el de la todavía periodista Carmen Conesa. El primero ocupa un honrosísimo tercer lugar en las listas de Vox, la segunda es segunda (valga la redundancia) en las de Miras; no se sabe bien con qué metas, ni con qué miras.

 Se está volviendo a poner de moda el excitante deporte de fichar a periodistas y viejas glorias; algunos señeros líderes de la ‘caprichocracia’, a la vez que ansían cierto oscuro encanto aristocrático paras sus formaciones electorales, también con alguna frecuencia hurgan en el armario del llamado cuarto poder. Un mítico cuarto poder que paradójicamente jamás ejercemos los periodistas de a pie, lo detentan otros, pero nunca los periodistas. 

 Aunque esta moda no es de ahora. Así a lo largo del tiempo, hemos convivido con políticos de férreas convicciones que se cambiaron de chaqueta o de calcetines con absoluta devoción; e independientes periodistas que se convirtieron, de la noche a la mañana, en políticos muy dependientes de su poltrona y su cartera. Y nuestra Región, no ha sido ajena a esta corriente, sino todo lo contrario.

 En esta apartada orilla regional, donde más pura la luna brilla y se respira mejor, ha habido aleccionadoras muestras de todo ello. Sirva de modelo la ejemplar actitud de algunos periodistas-políticos, privilegiados por la Diosa Fortuna, durante esta última legislatura. Para sonrojo de Larra, en nuestra Comunidad, hemos contado con un presidente de la Asamblea Regional y una vicepresidenta del Gobierno, ambos procedentes del periodismo, con nula experiencia política, que han dejado boquiabiertos a más de un crédulo votante. En consecuencia, si hay que elegir entre periodistas y ‘Tamames regionales’, no sé yo con quién me quedaría…

  ¿Acaso, en nuestro universo murciano, Garre va a suponer un irresistible aliciente electoral para los sufridos votantes? (En su postrera experiencia electoral, obtuvo menos votos que el Partido Animalista). Y Conesa, doña Sardina, ¿qué puede aportar a la candidatura de Fernando López Miras, que no sea juventud, divino tesoro?

 Entonces, ¿qué méritos deben reunir para ser llamados o llamadas los futuribles candidatos? ¿Cómo concitar el interés del dedo divino? ¿A mayor gloria de quién hay que arrimarse? Aunque ya se sabe que son muchos los llamados, pero pocos los elegidos.

 Como consuelo, releamos a Galdós o a Baroja, y encontraremos abundantes ejemplos que nos recordarán tiempos modernos, tan modernos como los de este electoral 2023. Mas, en pleno siglo XXI, recaer en vicios decimonónicos, ¿de qué es síntoma? ¿Qué se pretende con tan arcaica estrategia? ¿Qué se busca con tan estimulantes incorporaciones: atraer votos o complacer voluntades? 

  He aquí algunas de las preguntas que me desasosiegan, y me formulo en voz alta en mis extenuantes vigilias. Si alguien es capaz de responderme, mis horas de sueño se lo agradecerán infinitamente. Empero soy consciente, parafraseando a Mariano José de Larra (eterno periodista y también político), que es más fácil negar las cosas que enterarse de ellas.