REYES GODOS A LA HOGUERA

opinión, Por Decir Algo

12 abril, 2022

“Quien no conoce su historia está condenado a repetirla”. Poca mella parece que ha hecho esta lapidaria frase en las retorcidas mentes de quienes han redactado los nuevos currículos de las asignaturas de Historia en el bachillerato. Variadas y significativas están siendo las voces que se alzan contra ellos: contra su letra y, particularmente, contra su espíritu. Lo más llamativo, a efectos periodísticos, es que se prescinda casi totalmente de la cronología. Una historia sin fechas ni periodizaciones nos lleva en la práctica, y permítaseme la hipérbole, a considerar por igual a los neandertales y a los millenials. Lo único que cambia, pequeño matiz de nada, son los contextos.

Si hubiera que resumir en una palabra el mayor peligro de esta nueva deriva ideológica que amenaza con deseducar a nuestros jóvenes, sería esta: presentismo. Parece que todo hubiera que juzgarlo con los ojos del hoy y ahora y, claro, así, no hay quien pueda enfrentarse con un mínimo de garantías de éxito a comprender el ayer que, por cierto, por si no se habían enterado, ya pasó. Insistimos: ya pasó, y por lo tanto no se puede rehacer, o dicho de otra forma, no se puede reescribir al gusto actual de cada cual por arte de decreto ley, “dispongo y mando”.

Algo contra lo que clamo habitualmente, profesor universitario que soy, es la tendencia de nuestros políticos a erigirse en historiadores, a dictar lo que pasó “ayer” para satisfacer sus conveniencias de partido. Quien más quien menos ha oído hablar alguna vez de resoluciones de parlamentos condenatorias de tal o cual hecho histórico. ¿Es eso historia, aunque lo vistan de tal? No, es pura política de conveniencia, instrumento para otros fines que no son precisamente la investigación histórica. Dejen, señores políticos, la historia para los historiadores y dedíquense a las tareas –la gestión de la cosa pública– para las cuales les hemos pagado.

En vano parece que nos desgañitamos los que pensamos así a tenor de, por ejemplo, el susodicho decreto que establece la orientación de los contenidos de historia en el bachillerato. Mangonean nuestros gobernantes en territorio ajeno, que no anejo, sin sentido alguno del pudor intelectual y se quedan tan anchos. A su juicio, la historia parece empezar hace dos días y, además, se debe estudiar en bloques transversales de contenidos. Ya mandamos a la hoguera en su día a la lista de los reyes godos. Ahora lo que va a ocurrir es que nadie va a hablar siquiera de los susodichos, Ataúlfo, Recesvinto y compañeros mártires. Descansen en paz, que nada les debemos.