PÁNICOS DE ANDAR POR CASA

opinión, Por Decir Algo

28 marzo, 2023

De pánico en pánico vamos caminando por la estela de este 2023 del que llevamos gastado ya casi una cuarta parte. El pánico de los misteriosos nubarrones bancarios que nos llegan de Estados Unidos, Suiza y Alemania y que vaya usted a saber hasta qué punto va a afectar finalmente a nuestros bolsillos. El pánico diario, este más tangible, de la cesta de la compra que se pone por las nubes y quien más quien menos se pregunta quién el que se está forrando porque somos así de suspicaces. El pánico del cambio climático porque no acaba de llover y el verano se acerca, y el agua no sale sola ni tenemos un Moisés que golpee con una vara la roca desde la que mane para calmar la sed del pueblo y las necesidades de tantos sectores.

Así podríamos seguir sumando pánicos pues el muestrario es amplio y hay donde elegir. Y hablando de elegir, algunos tienen pánico a que –tras las elecciones– gobiernen PP y Vox porque habría que lanzar la enésima alerta antifascista que suena ya al cuento del “¡que viene el lobo!”, que de tanto gritarlo ya nadie se asusta y viene en auxilio del que grita. Otros, viceversa, tienen pánico de que Frankestein (Rubalcaba dixit) haga de las suyas y reedite su actual gobierno con los sospechosos habituales, que de tan habituales se han vuelto más previsibles que el gran previsible Rajoy, que así gustaba de autocalificarse.

 

Pánicos hay, por parte de algunos, a cuatro años más de pesadilla BOE en mano, con leyes chapuceras, con referéndum de autodeterminación para Cataluña incluso, porque inevitablemente “España se rompe”. Por parte de otros, pues esto va por barrios, hay pánico a que un partido neofranquista instaure de nuevo la dictadura en España porque son los herederos –así lo dijo Sánchez– de un tal Blas Piñar, de quien todos nos habíamos ya olvidado, y cuyo partido sacó un escaño –y con apuros– en la legislatura de 1979 y punto.

 

Pánicos hay para todos los gustos, y si no le gustan estos… puesto tengo otros, que diría el ínclito Groucho Marx. Vivimos en la sociedad de los pánicos: reales, inventados, bulos, futuribles, virtuales; los hay de todo tipo y condición. No podríamos, no soportaríamos vivir sin pánicos. Es una de las palancas de acción que más habitualmente utilizan los partidos políticos para fomentar el voto y las naciones para movilizar a sus pueblos en favor de sus causas. Es el pánico que ya a comienzos de los ochenta, en plena guerra fría, llevó a un grupo de la movida madrileña a popularizar su canción titulada: “¿Qué harías tú en un ataque preventivo de la URSS?”. Y la respuesta, también cantada, no era muy alentadora: “No sé”. El caso es que décadas después ese ataque se ha producido y en Ucrania lo están sufriendo.

 

Más nos vale hacernos, por precaución, con un botón del pánico para utilizar, como las personas mayores, en caso de emergencia. Lo malo es que en la centralita no nos contesten por andar tan sobresaturados que hasta sus gestores estén utilizando también el botón en plan pescadilla que se muerde la cola.