El domingo 21 de abril saldremos de dudas. Sabremos, por fin, la nueva composición del Parlamento vasco para los próximos cuatro años. Como suele ser habitual en los últimos tiempos, sus resultados se leerán tanto en clave autonómica como nacional, especialmente por los vínculos que unen a los socialistas con sus socios nacionalistas e independentistas en Euskadi.

La cuestión predominante, no creo que lo niegue nadie, es si EH Bildu, es decir, la llamada izquierda abertzale, desbancará al PNV como partido más votado y/o con más escaños. El promedio de las encuestas publicadas da ahora mismo un empate técnico entre ambos, de ahí la incertidumbre acerca del ganador… y también acerca de a quién apoyaría el PSOE vasco para conseguir la gobernabilidad, o lo que es lo mismo, la estabilidad de la legislatura.

¿Podrá el miedo a Bildu detener sus expectativas, que son altas según los sondeos? Aunque quede cada vez más diluido en el recuerdo de los sectores más jóvenes del electorado, Bildu no deja de ser históricamente la formación heredera del brazo político de ETA. Cierto es que una muy inteligente y paciente estrategia adoptada por sus cuadros le ha llevado a aparecer más como una coalición de izquierda progresista y ecologista frente al conservadurismo y el conformismo de un partido rancio y avejentado como el PNV, su rival nacionalista.

Curiosamente, ese PNV que ha contribuido con sus políticas, durante décadas, a que Bildu haya ido cogiendo fuerza y legitimidad desde el fin de ETA, parece esgrimir el miedo a Bildu en estos compases avanzados de la campaña electoral como medio de ahuyentar a los indecisos o a los desencantados con el cuasimonopolio del gobierno vasco por parte del PNV.

¿Hacia dónde irá finalmente el voto útil de ese posible miedo a Bildu, del temor a ver a Arnaldo Otegi como lehendakari? ¿Hacia un PNV que no concita muchas simpatías pese al nuevo candidato que presentan, Imanol Pradales? Otras veces el PNV ha sabido recoger, por ese motivo, votos de la derecha no nacionalista como el Partido Popular, pero los votantes de este segmento ven con resentimiento los apoyos del PNV al gobierno de Pedro Sánchez, y no digamos la “traición” a Rajoy en la moción de censura que ganó el líder socialista en 2018.

¿Podrán beneficiarse de ese miedo a Bildu los socialistas vascos? Su candidato Eneko Andueza ha repetido por activa y por pasiva que no piensa llevar a Bildu al gobierno, pero todo el mundo sabe que quien manda en el PSOE es un tal Pedro Sánchez con sus ya míticos cambios de opinión. Así las cosas, solo queda esperar el veredicto de las urnas. A lo mejor ese miedo es más una reliquia del pasado que un elemento activo en el presente.


Carlos Barrera