MARCHANDO UNA DE MOCIONES

opinión, Por Decir Algo

13 febrero, 2023

El apellido Tamames, estos días tan de moda, me trae recuerdos de infancia y adolescencia… pero no por sus connotaciones políticas sino por el ciclismo. Agustín Tamames -que por cierto aún vive y tiene 78 años- vivió su época de esplendor a comienzos de los años setenta y llegó a ganar una Vuelta Ciclista a España. Don Ramón Tamames, prestigioso economista, militaba entonces en el Partido Comunista de España (el famoso PC, no lo confundan con un portátil) y era uno de los rojos, dicho sea sin ánimo peyorativo sino utilizando el lenguaje popular, más conocidos, en especial porque uno de sus manuales (Estructura Económica de España) era de casi obligado estudio en muchas facultades de España.

Con el tiempo, como pasó con tantos comunistas de la Transición, se moderó y fue fichado por el CDS (Centro Democrático y Social) de Adolfo Suárez: ese partido centrista que el de Cebreros se inventó para capitalizar su carismática figura y erigirse en contrapeso del poderoso PSOE de Felipe González y de la algo rancia Alianza Popular de Manuel Fraga. Desaparecido el CDS por la fuerza del bipartidismo y el empuje de Aznar en el refundado Partido Popular, Tamames se refugió de nuevo en su cátedra universitaria. 

Ahora, tras casi tres décadas fuera de la política, vuelve de nuevo a la palestra… de la mano de un Vox necesitado de protagonismo para contrarrestar la tendencia al alza del PP de Feijóo. A sus casi 90 años, Abascal lo presenta como candidato en su nueva moción de censura –ya protagonizó el líder de Vox una al comienzo de la presente legislatura– al resiliente Pedro Sánchez. Lo más que se puede decir… es que nadie se la ha tomado en serio porque parece más una excentricidad que una inteligente acción política.

Se sabía desde hacía meses que andaba Vox buscando a una persona dispuesta a inmolarse en el hemiciclo encabezando la candidatura de la moción de censura. Casi todos los nombres que los medios fueron recogiendo tenían en común que no eran militantes de Vox y gozaban de cierta notoriedad pública, actual o histórica. Que al final quien ha aceptado haya sido Tamames no ha sorprendido, pero sí la contumacia de Abascal y los suyos de gastar fuerzas en una batalla tan perdida de antemano. Ha predominado en su ánimo más la idea de dar un golpe de efecto –que a fuer de ser anunciado y por tanto tiempo cocinado ya no lo ha sido tanto– que la de realizar una operación política racional y atractiva.

Se consume finalmente o no, la moción ya está sentenciada tanto en el terreno político como en el de la opinión pública, más atenta a la precampaña de las elecciones locales y autonómicas de mayo, meta volante de las generales de diciembre. Lo de Tamames