¡MARCHANDO UNA DE COMISIONES!

opinión, Por Decir Algo

14 diciembre, 2021

Volvió Rajoy a los ruedos parlamentarios, siquiera fuera como compareciente en una comisión de investigación creada para saber acerca de supuestos casos de corrupción del Partido Popular. Ya se sabía que no iba a salir nada nuevo, algo que ya es costumbre en este tipo de comisiones que a casi nada conducen, máxime cuando los tribunales de justicia están ya trabajando sobre ello. Pero se tenía cierta nostalgia de Rajoy, para qué vamos a engañarnos, porque el Congreso de los Diputados es más aburrido sin él, sin esa retranca galaica que ponía a prueba dialécticamente a sus adversarios. En ese sentido, algunas de sus respuestas, especialmente su cara a cara con el republicano independentista catalán Gabriel Rufián, estuvo a la medida de lo esperado. Tal para cual, cada uno en su estilo.

Vayamos, sin embargo, a la categoría sin quedarnos en la anécdota. Después de tantos años de comisiones de investigación parlamentarias, conviene preguntarnos sobre su utilidad. Es conocido aquello de que, ante un problema cualquiera, “si no sabe qué hacer, organice una comisión”. Pues eso, más claro agua. La sensación de mareo de perdiz que rodea a la petición, constitución, desarrollo y conclusiones de dichas comisiones es más que notable. No se persigue indagar o conocer la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad de lo sucedido. Más bien acaba siendo un escaparate donde los políticos se reafirman en lo que ya sabíamos. Además, en el caso de inculpados en alguna causa judicial, jamás van a decir nada ante los diputados o senadores que les pueda resultar perjudicial para ese proceso, por la cuenta que les trae.

En una sociedad cada vez más audiovisual donde predomina el espectáculo, y la política forma también parte de esa sociedad, las comisiones de investigación sirven sobre todo para arrancar titulares en los medios, escenas más o menos memorables para los telediarios o para su difusión viral por las redes, donde los “followers” o amiguetes se reafirmarán en sus posturas previas y encenderán o enconarán aún más el debate. Así es el espacio público en este mundo nuestro del siglo XXI y difícilmente lo vamos a cambiar. Seguirá habiendo comisiones pero en clave de espectáculo y enfrentamiento, en las que más que la verdad primará la imagen que se proyecta y la percepción que genera entre quienes las sigan. Son un simulacro de juicio paralelo pero el verdadero juicio seguirá residiendo en los tribunales. Menos mal, cabría añadir.