LO DE NAVARRA

opinión, Por Decir Algo

10 febrero, 2022

No es frecuente que Navarra sea noticia de primera plana en los medios de comunicación. Lo mismo podría decirse, por cierto, de muchos otros territorios de esta España nuestra donde parece que todo sucede en Madrid y para Madrid. Y en cierto sentido, “lo de Navarra”, ese episodio que ha sacudido y salpicado los últimos días el escenario político patrio, se ha producido en Madrid. Además, su repercusión, de no ser por la torpeza electrónica del famoso diputado Casero del PP, hubiera sido aún mayor porque los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro (UPN) que votaron contra la reforma laboral sencillamente se la habrían cargado en el Congreso de los Despistados, perdón, quería decir de los Diputados, ¿en qué estaría yo pensando? Eso habría supuesto un duro golpe para el gobierno y para la coalición de gobierno.

A los dos diputados de Navarra Suma el Comité de Garantías y Disciplina de UPN los ha sentenciado con rapidez suma, valga la redundancia. Seis días, seis, pasaron desde la surrealista votación en el Congreso y la propuesta de expulsión por dos años y medio de García Adanero y Sayas. Se queja el primero de las prisas nunca vistas para zanjar el conflicto interno y de que convendría que hablaran las bases, los afiliados. Los partidos políticos son estructuras generalmente bastante jerarquizadas donde criticar a quien o a quienes ejercen el mando suele salir bastante caro. Esta no es sino una muestra más. Recuerden que cuando Pedro Sánchez volvió a retomar la secretaría general del partido socialista, a diferencia de la primera vez, optó por diseñar una Ejecutiva fiel en vez de una más representativa ideológica y territorialmente. De la primera salió él mismo despedido en 2016… y aprendió la lección. Hoy el PSOE es sanchista hasta la médula y sin rechistar.

Volviendo a Navarra, hay que reconocer que UPN, para quien no lo sepa, tiene unas normas de funcionamiento interno donde suele darse bastante la voz a los afiliados; es decir, tiene un grado de democracia interna me atrevería a decir que bastante mayor que la existente en otros partidos. Claro que la cuestión disputada aquí era una de índole mas bien relacional; me explico, la relación entre la presidencia del partido y los representantes electos en el Congreso de los Diputados, cuyo mandato es del pueblo, sí, pero a través de unas listas cerradas que plantea el partido, como ocurre en todos. Nos topamos así con la eterna cuestión del voto en conciencia, que ambos diputados han alegado. Pedro Sánchez llegó a dejar su acta de diputado para no facilitar en conciencia la investidura de Rajoy. ¿No convendría una postura algo similar en este caso, aunque fuera a posteriori? ¿O tal vez volver a dar voz a las bases, entre las que hay mucho runrún? De algún modo tendrá que zanjar UPN la marejada interna.