JUGAR CON FUEGO

A MICRÓFONO CERRADO

Al final, la esperada cumbre entre Murcia, Andalucía y Comunidad Valenciana para constituir un frente común en defensa del Trasvase se ha quedado en un ‘tête a tête’ entre Miras y Moreno Bonilla, porque el valenciano Ximo Puig no ha aceptado la invitación; se ha excusado con el clásico argumento de ‘problemas de agenda’. Pero pocos problemas pueden superar al del agua, él sabrá que otros asuntos de mayor urgencia le han impedido acudir a la cita.

Mal síntoma es éste; los socialistas valencianos y (también los murcianos) aseguran a los cuatro vientos que están en contra de la reforma de las reglas del Tajo-Segura, y que con ellos el trasvase no corre peligro; pero a la hora de la verdad, parece que les tiembla el pulso. Aunque no sólo a ellos; en general, nuestros políticos suelen padecer la rara enfermedad de defender posturas contrapuestas e incluso contradictorias, según la Región en la que se encuentren.

No obstante, en el caso socialista, pesa mucho Teresa Ribera y también García-Paje que sigue sonriendo siniestramente a la sombra de la ministra. Para Ribera, no basta con el cambio reglas, y reitera, en cuanto tiene ocasión, el manido argumento de potenciar “inversiones adicionales” en el Sureste del país, “tanto por reutilización como por desalación”. A buen entendedor…

Y las hemerotecas son tozudas, y twitter todavía lo es más; cuando se recurre a ellos, se siembra más confusión. Así Pedro Sánchez en 2018, sostenía en un tuit que “nuestro objetivo es el fin de los trasvases y apostar por las desaladoras”. Palabras textuales, nada tranquilizadoras. Quien pensaba de esta guisa hace tres años, puede mantener todavía tal idea, oculta entre mil ropajes y farragosos discursos, aunque en el duro ejercicio de la Presidencia seguramente haya cambiado de parecer. Mas, por si acaso, el Gobierno valenciano, arropado por los socialistas murcianos, acabará por disipar sus indecisiones y se unirá a los de Murcia y Andalucía en defensa de sus justas reivindicaciones hídricas.

Según Miras, el trasvase se halla ahora más en peligro que nunca en 42 años. Y creo sinceramente que no faltan motivos para sospechar un negro porvenir a nuestro acueducto, si siguen las aguas tan agitadas, tan fuera de su curso. Para empezar, el recorte del Trasvase que viene no será pequeño, ni saldrá barato, se encarecerá la tarifa del agua entre un 30% y un 48%.

Recordemos sucintamente lo que está en juego: gracias al trasvase, la Región es líder en exportaciones, produce una de cada cuatro frutas y hortalizas de España. Esta infraestructura genera de forma directa 100.000 puestos de trabajo e inducidos muchos más (unos 300.000), y aporta más de 3.000 millones de euros a la economía española. ¿Podemos arriesgarnos a cerrar el grifo? No juguemos con el agua, que es jugar con fuego.