GERONTOCRACIA NORTEAMERICANA

opinión, Por Decir Algo

02 mayo, 2023

Aún resuenan los ecos del concierto del redivivo Bruce Springteen en Barcelona… que ha sido también noticia por la presencia de aficionados de honor como Barack Obama y Steven Spielberg. Todo muy apropiado para el cantante del célebre “Born in the USA”, entre otros muchos temas, y que nos ayuda a poner el foco en algo muy norteamericano como son las elecciones presidenciales de 2024, que siempre atraen la atención de todo el planeta por su indudable trascendencia internacional.

Es altamente probable que vuelva a repetirse el enfrentamiento de 2020 entre el demócrata y actual presidente Joe Biden y el republicano y expresidente Donald Trump, a pesar de que –según las encuestas– la mayoría de los votantes, de uno y otro partido, preferirían que fuesen otros los candidatos. Esto nos lleva a pensar que no gozan de gran popularidad pero, al parecer, señoras y señores, esto es lo que hay, y en ambos partidos nadie se atreve a ir contra ellos. Tiene su lógica, desde luego, porque el uno, Biden, quiere acabar su trabajo (según decía en el vídeo donde anunciaba su intención de presentarse como candidato) y el otro, Trump, quiere tomarse la revancha de 2020 e impedir que Biden acabe su trabajo.

Súmese a esto que, en ambos partidos, no existen tampoco serias y fiables alternativas a los dos. Si un presidente, como es el caso de Biden, se presenta a la reelección, lo habitual es que no tenga oposición interna. Por su parte, cualquiera que se atreva a discutir a Trump en el bando republicano podría recibir un fuerte castigo por parte de sus aún muchos seguidores. Así las cosas, el proceso electoral nos puede llevar, sí, a una nueva edición de “Tu cara me suena” que, además, supondría una acumulación de años de edad nunca vista entre dos candidatos a la presidencia de los Estados Unidos. Porque, en efecto, Biden tiene 80 años y Trump 76. Están, como quien dice, en la flor de la vida (entiéndase la ironía).

La conclusión es que muchos norteamericanos se están preguntando, ante tal eventualidad: ¿qué hemos hecho para merecer esto? No es para menos. No discuto la legitimidad de ambos para presentar sus candidaturas, pues la ambición es un potente motor de la política, sino la falta de sintonía con las bases. Y hay que tener presente también, sin duda, el factor de la edad que, por ejemplo, puede retraer a los más jóvenes a la hora de dar su voto. ¿No hay acaso savia nueva en los dos partidos? En tiempo de desafección ciudadana hacia la política, los partidos y las instituciones, ¿no convendría aires nuevos, caras nuevas que susciten mayor atractivo entre los votantes? De lo contrario, Estados Unidos parecerá una especie de gerontocracia un tanto anómala en Occidente.

“Tu cara me suena” o “Esta película ya la he visto”, que igual da. Nos encaminamos hacia un duelo repetitivo y altamente impopular. Difícil va a ser ver algo nuevo bajo el sol porque las cartas están ya muy marcadas: tanto que lo más complicado para Biden y para Trump va a ser ilusionar al electorado. La ilusión es un componente importante en política y, no nos engañemos, es precisamente lo que no despiertan ni el uno ni el otro.