EL VIRUS RUSO

opinión, Por Decir Algo

24 febrero, 2022

¿Quién no ha oído, en más de una ocasión, la expresión “los horrores de la guerra”? Pues en esa estamos desde la última “putinada”, no por anunciada menos aborrecible, de la invasión total de Ucrania. Dejemos, aunque sea solo por un momento, cualquier consideración de tipo político que pueda dar razón de ella. Cualquier guerra es evitable porque solo engendra más y más violencia y más y más heridas que tardan en ser restañadas. La historia nos lo enseña continuamente y algunos prefieren no darse por aludidos. Por estos lares, más aún cuando la cosa nos pilla algo lejos aunque ojo que estamos hablando de Europa, a casi nadie le cabe en la cabeza el porqué de este despliegue bélico ruso tan brutal, tan descomunal.

Toda guerra, y más entre vecinos, alimenta la sed de venganza, destruye los posibles lazos de unión entre pueblos, provoca sufrimientos innecesarios e injustos en la población civil y masivos movimientos migratorios porque se teme al ocupante agresor. Se instaura la ley del más fuerte y también la terrible del talión: ese ojo por ojo y diente por diente que se convierte en un círculo vicioso de nunca acabar.

Por sucesos así, y por más que haya recibido y seguirá recibiendo críticas, sigo pensando contracorriente que la actual Unión Europea ha sido uno de los más exitosos inventos de la humanidad porque supuso parar siglos y siglos de guerras intestinas entre vecinos de la Europa occidental. ¡Cuánta falta harían movimientos similares en otras zonas de nuestro planeta para evitar tanta sangre inocente derramada!

Quizás sea el momento también de pensar por qué y cómo se ha llegado hasta aquí, es decir, por qué y cómo se ha dejado crecer a alguien como Putin y sus sueños imperiales que parecen de otra época que debía estar felizmente superada. Muchos países, muchos hombres de empresa, muchas gentes supuestamente influyentes en los foros internacionales y en las políticas y economías nacionales han podido pecar de omisión dejando crecer al monstruo, pensando que nunca llegaría a dar un paso al frente del tenor del que acaba de realizar. Pero ha pasado. En política, como en la vida, hay que anticiparse a las crisis, hay que manejar un mapa de riesgos, y parece que casi nadie lo ha hecho.

Todo indica que volveremos a otra guerra fría pero mucho más tecnificada y por eso con más peligro que nunca para todo el orbe. Dios nos coja confesados. Del virus chino hemos pasado al virus ruso, y ambos son sumamente letales.