EL MACROGOBIERNO

opinión, Por Decir Algo

18 enero, 2022

Ríos de tinta, o de megabites, han corrido sobre las célebres o infaustas declaraciones del ministro Garzón al periódico inglés The Guardian. De paso, entre todos hemos conseguido aumentar nuestra culturilla general sumando a nuestro acervo expresiones como ganadería extensiva e intensiva, huella digital, biodiversidad, emisiones de metano y, sobre todo, macrogranjas, que se ha convertido en el término más cacareado por tirios y troyanos. En clave preelectoral o en clave ambiental, no ha habido día en que las denominadas macrogranjas no se hayan erigido en el mantra del que todos han tirado, aunque no en la misma dirección precisamente.

No soy experto en ello ni lo pretendo. Pero no sé por qué asociación de ideas, toda la controversia me ha llevado a pensar en otras aglomeraciones, de tipo político que no animal pese a aquello del zoón politikón (ya saben, el hombre como animal político), que pueblan la faz de nuestra piel de toro. Al gobierno de la nación se le ha llamado de coalición desde un punto de vista formal y de acuerdo con la jerga de la ciencia política; de cohabitación desde una perspectiva analítica de los comportamientos que en su seno se han venido produciendo y se producen; y yo añadiría que también se le puede llamar gobierno de aglomeración, tanto por su tamaño nunca visto como por el desorden que reina en su interior, similar al de las aglomeraciones.

En otras palabras, y siguiendo la metáfora del tema de moda, podríamos hablar de un macrogobierno en el que se agolpan desde socialdemócratas de toda la vida a comunistas y podemitas varios pasando por sanchistas convencidos o reciclados, independientes cazados a lazo (hasta astronautas tuvimos) y lo que sea hasta sumar veintidós ministerios; vamos, dos equipos de fútbol con Pedro Sánchez como árbitro pero sin VAR.

¿Es este macrogobierno de aglomeración, tipo camarote de los hermanos Marx, el que nos merecemos? No diré ni si ni no sino todo lo contrario: es lo que hay… hasta que alguien sea capaz de racionalizar la situación. No por acumular muchos delanteros se meten más goles. Falta un Modric, un Busquets, un Lucas Torró (Osasuna) para dar salida al balón y proprocionar equilibrio. En caso contrario, toda la carne que pongan en el asador los componentes del susodicho gobierno no será de la mejor calidad, como ya avisó el profeta Garzón, que a la sazón se ha convertido en carne de cañón para consumo preelectoral.