EL ANTIHÉROE ABSOLUTO

opinión, Por Decir Algo

07 abril, 2022

Con permiso de la terrible guerra de Ucrania y la carestía de la vida, que siguen ocupando portadas de periódicos y noticias de medios, el fin de semana pasado nos dejó otro protagonista ya esperado, diría que largamente esperado en el Partido Popular, con nombre y apellidos: Alberto Núñez Feijóo. Muchos ojos se han posado sobre él: los de los más afines para ver la luz al fin del túnel y llegar a avizorar la ansiada meta de la Moncloa; los de los rivales para intentar adivinar su estrategia y procurar que no crezca y se quede en un nuevo intento fallido después del episodio, por llamarlo de alguna manera, de Pablo Casado.

Se le teme, y no sin razón, porque es el rey de las mayorías absolutas que ha venido coleccionando en su Galicia natal. Claro está que Galicia no es lo mismo que España, como tampoco lo es la comunidad de Madrid de Isabel Díaz Ayuso. Si no, que se lo pregunten a un tal Mañueco. Parece Feijóo, en cuanto a personalidad política, más cercano a Rajoy que a Aznar por su aparente pragmatismo tecnocrático, pero hay que suponer que habrá aprendido a no confiar todo en la economía y en no buscar líos, que fue la estrategia preferida, finalmente fracasada en términos de poder, de Rajoy.

Moverse entre el PSOE y Vox, procurando agrandar el terreno político, es todo un reto. Un PSOE al que las circunstancias de la vida (la guerra de Ucrania, Bruselas, las protestas sociales), le están centrando pero al que le sigue atando el pacto de investidura para no romper con sus socios más radicales, que son los que le han dado vida: los del propio gobierno (Unidas Podemos) y los que necesita además en el Parlamento (el resto del pueblo elegido). Un Vox crecido sin prácticamente haber hecho nada: simplemente aprovechándose de los goles en propia puerta de sus adversarios y reivindicando que quienes representan un nuevo modo de ver España y solucionar los problemas originados por los de siempre son ellos y no los viejos partidos o los nuevos en extinción como Podemos y Ciudadanos.

¿Encontrará Feijóo un espacio cómodo en este escenario? Su liderazgo no se basa en una personalidad arrolladora ni en ver quién grita más, pero hay momentos de la vida política en los que, ante el desgaste de otros liderazgos más personalistas y descollantes, más de marketing que de verdadero fuste, los votantes prefieren el antihéroe, el gestor serio, competente y fiable. Ya sucedió con Aznar en los noventa. No se lo pondrán fácil a Feijóo, pero al menos tiene mimbres para ello.