DISIDENTE DE SÍ MISMO

opinión, Por Decir Algo

03 octubre, 2023

Tocan a rebato en el Partido Socialista Obrero Español a cuenta de la amnistía presuntamente prometida a los independentistas catalanes. Pedro Sánchez, su líder máximo, aún no ha dicho esta boca es mía. Reina el silencio porque saben que la medida no es muy popular que digamos. Al pueblo soberano no le hace mucha gracia que quienes delinquieron gravemente contra el Estado reciban el perdón de este sin apenas contrapartidas: así de sencillo.

Las voces discordantes vienen en su mayoría de políticos sin poder orgánico dentro del partido, por lo que el peligro de que lo desestabilicen es más bien mínimo. Los González, Guerra, Jáuregui y demás familia tendrán eco en los medios, sí, pero forman parte, como se han encargado de recordar los mandamases de Ferraz, de la historia y no del presente. Quien marca la línea oficial es Pedro Sánchez y su núcleo duro. Lo demás son fuegos de artificio.

Ante estas posiciones tan distintas y distantes entre Ferraz 2023 y el PSOE de Suresnes 1974, se ha suscitado el debate acerca de quién son los auténticos disidentes. Guerra manifestó que quien ha cambiado de opinión es el PSOE actual porque hasta hace dos telediarios nadie había defendido la amnistía a los independentistas catalanes. Desde el poder, el aparato de Ferraz ha descalificado a cuantos dinosaurios de la política se oponen al perdón y al olvido de quienes intentaron liquidar el Estado español. Unos se arrojan a otros, pues, la acusación de disidentes, y ambas partes tienen sus razones.

Para intentar desmadejar el embrollo, se me ocurre que lo más acertado es presentar a Pedro Sánchez como disidente de sí mismo. Repasando su trayectoria de los últimos años, no parece una idea descabellada. Hasta él, cuando ha sido tildado de mentiroso, ha afirmado que simple y llanamente cambia de opinión. ¿Qué es eso sino disentir de uno mismo? Ya nos tiene acostumbrado el personaje, desde luego, a estas piruetas de posicionamiento. Sin ir más lejos, y en la cuestión que nos atañe, nadie puede olvidar el apoyo firme que mostró a la aplicación, en 2017, del artículo 155 de la Constitución para intervenir Cataluña, con Mariano Rajoy en el gobierno.

Disentir de uno mismo se ha convertido en una especie de segunda piel del ahora presidente en funciones. Esto le permite una versatilidad máxima a la hora de los “negocios políticos”, como lo es la investidura que pretende con los socios habituales de la pasada legislatura. No seré yo quien niegue a nadie el derecho a cambiar de opinión de las personas cuando las razones para hacerlo convencen. Pero en política la coherencia es un valor, y detrás de los cambios de opinión uno sospecha que existen otros intereses que van más allá de los propios principios o de los programas defendidos en unas elecciones. Nada se decía en el del PSOE acerca de la amnistía. Ahora, mire usted por dónde, aflora el tema por urgentes necesidades de última hora en forma de votos de investidura. Parece a todas luces un precio a pagar, un alto precio a pagar.