Un día más con todos ustedes, con la sacrosanta misión de contarles, como diría el machadiano Mairena, los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa… lo que pasa en la calle… Lo que pasa en la gran calle regional.

Y en nuestra avenida principal, ya están cayendo cabezas; primero fue Villegas, después la cúpula del Servicio Murciano de Salud; a continuación le ha tocado el turno a la Consejería que se hace llamar de Transparencia. La dimisión irrevocable de la consejera Beatriz Ballesteros puede calificarse de mil maneras, pero nunca de transparente. Ella esgrime como único argumento (y no es pequeño) la pérdida de confianza en ella, dentro del seno de la formación naranja.

Un mínimo e insignificante detalle: Ballesteros no tiene carnet, no está afiliada a Ciudadanos. Además, una prestigiosas magistrada no va a comulgar con ruedas de molino por mucho que se las endulcen; en modo alguno necesita de la política. Otros no podrían decir lo mismo, abundan los profesionales del ‘dolce far niente’ de la cosa pública.