DESPOLARIZANDO QUE ES GERUNDIO

opinión, Por Decir Algo

31 enero, 2023

La sociedad española está polarizada. ¿Quién la despolarizará? El despolarizador que la despolarice buen despolarizador será. Seguro que les suena esta frase, aplicada con distintas variantes según lo que interese recalcar en cada caso, aunque en su autoría original se aplique al arzobispo de Constantinopla. Polarización es palabra de moda en nuestro vocabulario político y acusación facilona de unos contra otros en la refriega y la discusión públicas de cada día. Nadie dice ser polarizador: eso lo será el otro, que ese sí que polariza y no yo, manso cordero degollado…

Episodios en los que se visibiliza la susodicha son frecuentes por desgracia, no podemos negarlo. Sin ir más lejos la pasada semana una tal Eli Lozano, a quien nadie conocía, lanzó una soflama desde los altavoces de la Universidad Complutense de Madrid contra Isabel Díaz Ayuso por haber sido elegida esta como “alumna ilustre” de su Facultad de Ciencias de la Información. La tal Eli aprovechó su minuto de gloria para descalificar en público a la presidenta de la Comunidad de Madrid al tiempo que una jauría convenientemente adiestrada de energúmenos le gritaban de todo a su llegada y en su salida del acto. Muy ejemplarizante todo, desde luego. Es lo más parecido a lo de ”a la salida te espero” de los niños de colegio. ¿Dónde quedan la conciencia cívica y las más elementales reglas de educación para la convivencia, que deben adornar la vida universitaria? Y eso que la tal Eli era la número uno de su promoción. Prefiero no imaginar el nivel del resto.

No muy lejos, también en la corte y villa de Madrid, la ministra de Asuntos Sociales y líder de Unidas Podemos, Ione Belarra, también se despachaba a gusto con los dueños de supermercados como Mercadona y Carrefour, a los que tildaba de “capitalistas despiadados” que se aprovechaban de la crisis para seguir forrándose. En otras ocasiones lo han hecho ya con Amancio Ortega y su Inditex, así que ya nada nos asombra, pero no deja de resultar deplorable la inquina que muestran hacia los creadores de riqueza y, por tanto, de puestos de trabajo de los que se benefician tantas familias. Yo, oiga, animaría a las administraciones públicas (lo público es hermoso, parece ser su lema y su mantra), a poner supermercados por todo el país y a ver quién lo hace mejor. Mucho dudo que superen a los Juan Roig y compañía, que se lo han currado. Pero la meritocracia no parece ser un valor especialmente apreciado por la izquierda igualitarista, que valora más la igualdad –y por abajo– que la libertad.

Así las cosas, y ya en plena precampaña electoral, me temo que no va a aparecer el guapo, o la guapa, dispuesto a –¡oh, gran misión imposible!– despolarizar España. Más fácil será hacerlo en Constantinopla.