No es fácil cumplir, ni para los humanos ni para cualquier tipo de empresa u organización, cien años. O sea, un siglo. En esta vida, ya lo decía el libro sagrado del Eclesiastés, “generación va y generación viene; mas la tierra siempre permanece”, hablando de la fugacidad del existir. Por eso, llegar a tan provecta edad tiene su mérito, no vamos a negarlo.

El viernes 19 de abril cumple sus cien años Telefónica, como se conoce habitualmente a la Compañía Telefónica Nacional de España creada en plena dictadura de Primo de Rivera en 1924. De propiedad privada en un comienzo, Franco la nacionalizó en 1945, y se popularizó en los años sesenta con la campaña publicitaria de las entonces populares “matildes” (así se denominaron las acciones de la compañía que podían adquirir los españoles). Posteriormente se privatizó completamente con los gobiernos de González y de Aznar, y se modernizó hasta convertirse en una teleco multinacional de altos vuelos cuyo principal volumen de negocio está fuera de España, especialmente en Latinoamérica.

No es moco de pavo esta historia tan brevemente resumida. Esos cien años han visto pasar a once presidentes de la sociedad, desde el primero Estanislao de Urquijo y Ussía hasta el actual José María Álvarez-Pallete. Pero han visto pasar también a dos dictadores (Primo de Rivera y Franco), una república (la segunda), una guerra civil donde desempeñaba un papel crucial, y tres monarcas (Alfonso XIII, Juan Carlos I y Felipe VI), incluyendo el régimen democrático de monarquía parlamentaria actualmente vigente.

Ha sido testigo, y actor y propulsor, de primera línea de tantos cambios sociales porque eso de conectar a las personas ha sido, como es lógico, el ADN básico de su oferta, su razón de ser. De las primeras y más lentas comunicaciones del pasado, vía operadora tantas veces para esperar a tener una conexión, hasta los servicios de Movistar Plus con todo tipo de contenidos deportivos y de entretenimiento.

Tampoco ha sido ajena a episodios controvertidos en nuestra etapa más reciente porque, conscientes de su poder, gobiernos socialistas y populares no han resistido la tentación de utilizarla para sus intereses políticos en sus incursiones en el mundo audiovisual, la televisión principalmente. ¿Recuerdan la guerra digital o guerra del fútbol a finales de los noventa entre el Canal Satélite de Polanco-Prisa y la Vía Digital del gobierno Aznar, apoyado en la Telefónica presidida por su entonces amigo Juan Villalonga?

La historia de Telefónica es inseparable de la vida de España y de sus gentes en este siglo transcurrido desde su creación. Incluso en los dos últimos episodios de la entrada de los saudíes en su accionariado y el regreso del capital público para contrarrestrar este movimiento. Geopolítica en estado puro. ¡Quién se lo iba a decir al actor José Luis López Vázquez y su exclamación en ese anuncio de los sesenta: “¡Matilde, Matilde, que he comprado telefónicas!”. Las matildes de entonces se llevarían las manos a la cabeza.


Carlos Barrera