OTRO PARTIDO
27 octubre, 2022
Pues ahora resulta que fue otro partido distinto al PSOE el que ganó las elecciones del 28 de octubre de 1982, hace ahora cuarenta años, con 202 diputados. Al menos eso dice ni más ni menos quien hacía las campañas electorales del partido, su vicesecretario general y luego vicepresidente del gobierno con Felipe González, el ínclito Alfonso Guerra. Ha declarado que el PSOE de ahora es “otro partido” y que echa de menos al anterior aunque mantenga las mismas siglas. Desde hace ya un tiempo, Guerra es un verso suelto y se permite estas licencias. Siempre ha sido provocador y sus palabras no engañan, aunque haya que tomarlas en sentido hiperbólico.
Lo cierto es que en los fastos que está preparando el partido no le habían hecho ni un mísero hueco hasta que lo hizo saber, lo que como mínimo es una falta de cortesía. Pero la historia, la memoria democrática, ahí está; y la famosa foto del Palace, con Felipe y Alfonso sonrientes con sus brazos en alto formando una V de victoria en una de las ventanas del hotel, simboliza aquella victoria memorable, la más amplia que partido alguno ha obtenido en la España constitucional.
Pero, claro, el otro partido que organiza los actos piensa más en cómo sacar votos que en ser respetuoso con la historia… de sí mismo. Piensa más en cómo reforzar el liderazgo –debilitado externamente– de Pedro Sánchez que en recordar cómo fue posible aquello de 1982, y resulta que aquello fue posible, para lo bueno y para lo malo, por el tándem Felipe-Alfonso, cada uno en su papel. Y Guerra fue precisamente el director de la campaña electoral, o sea, que algo pintaba en aquello y algo seguramente interesante podría decir. Lo malo es que, tratándose un verso suelto y un alma libre, puede decir inconveniencias y, por eso, mejor que no aparezca demasiado. Seguramente es eso lo que han pensado los cerebros de Ferraz y de Moncloa.
En definitiva, el PSOE se va a homenajear a sí mismo; algo que me parece perfectamente lícito, como haría cualquier otro partido en circunstancias semejantes. Pero el PSOE tiene una historia reciente que no se puede reescribir simplemente para mayor gloria de Pedro Sánchez. Sería deseable, aunque ya sé que no va a pasar, que se explicara cómo ocurrió lo que ocurrió, y qué papel desempeñaron quienes guiaban al partido entonces.
Lo que ocurrió fue que el PSOE se desplazó hacia el centro político, un espacio que la UCD dejaba huérfano por sus suicidas cuitas internas que llevaron a su desaparición. Y eso de girar al centro no parece que sea la línea política que ha caracterizado la trayectoria del actual PSOE sanchista. Por sus socios los conoceréis, y los socios de Sánchez son los que usted y yo sabemos: no precisamente los herederos de Santa Teresa de Calcuta…