NATURALICÉMONOS

Por Decir Algo

27 mayo, 2021

Hace aún pocos meses el entonces vicepresidente Iglesias dijo públicamente que había que naturalizar el insulto. Estos últimos días, desde el gobierno Sánchez se nos invita a naturalizar, a ver como algo natural, el indulto. Nos hallamos, parece, ante el gobierno más natural del mundo mundial. ¿Qué será lo próximo que haya que naturalizar? El naturalizador que lo naturalice buen naturalizador será…

Así estamos, señor Macario, de insulto en indulto y tiro porque me toca, que es lo más natural, oiga. Es natural como el agua que llega corriendo alegre desde el manantial, podríamos cantar con el artista Emilio José del tardofranquismo, año 1973, Festival de Benidorm. ¡Ay, no! Que eso puede no ser natural, está proscrito porque vivíamos en dictadura y a lo mejor nos cae la Ley de Memoria Histórica encima o tildan la canción de machista porque en un estribillo decía que “lava, cose, llore y ríe, ay, mi Soledad”.

¿Cuál será la próxima ocurrencia naturalista de quienes ostentan el poder? Se admiten apuestas. Tienen en teoría algo más de dos años para fabricarlas, rodearlas por supuesto de un gran aparato propagandístico y mediático, y venderlas al consumidor… que poco a poco se consume entre la perplejidad, el desencanto y la resignación cristiana, budista o taoísta, que igual da en estos casos.

Es natural, qué duda cabe, que el poder político tienda a perpetuarse pues es algo que va en sus genes, pero hay modos y modos. O modos y modas. Y está de moda solemnizar lo banal, que es otra forma de presentar como natural hechos o realidades más bien artificiosos, eventos de marketing político que básicamente persiguen los titulares del día o distraer la atención de cuestiones más espinosas o molestas.

Al final, al final, a lo que más se resisten los políticos y quienes ocupan altos puestos de responsabilidad es a algo que debiera ser tan natural como dimitir o echarse a un lado cuando hay razones o se dan circunstancias para ello. No, dimitir no es natural porque es ir contra el sistema; y además te pueden llamar traidor, tránsfuga y otras lindezas similares.

Define la docta Academia “natural”, en una de sus acepciones, como “regular y que comúnmente sucede”. Razón de más para concluir que hay que pensárselo dos veces antes de adjetivar a algo como “natural”. Porque algo suceda muchas veces no vamos a darle carta de naturaleza así como así, ¿no creen?