MINISTROS MACARRAS
20 octubre, 2021
“No es función del Supremo asesorar al Congreso sobre la aplicación de una sentencia firme”. Esta frase, diría que hasta lapidaria, resume el bochorno por el que tuvo que pasar recientemente la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, por sus dudas y dilaciones a la hora de ejecutar la inhabilitación como diputado del podemita Alberto Rodríguez, como parte de la condena del alto Tribunal. El gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos no pasa por su mejor momento y cualquier episodio en que uno de los dos, o los dos, quedan en evidencia, se magnifica.
De un tiempo a esta parte, no sólo algunos pronunciamientos de los tribunales de justicia sino la Justicia en sí misma como legítimo poder del Estado de derecho está siendo puesta en discusión casi permanente por el socio de los socialistas en el gobierno de la nación. Lo malo del asunto es que son tan repetitivos que uno hasta se acostumbra a oírlos y se reduce el nivel del escándalo. Que una ministra llame prevaricador al Tribunal Supremo ya nos parece moneda de uso común, el pan nuestro de cada día, cuando se trata de un ataque intolerable desde el ejecutivo al judicial. Pero aquí no ha pasado nada porque el único que puede retirarle la poltrona ministerial a la señora Belarra, autora del tuit de la prevaricación, es el presidente del gobierno que, en plan Rajoy, no quiere líos: una de las palabras preferidas del gallego.
Ya que el primer poder prefiere no actuar y hacer mutis por el foro, es el cuarto el que toma las riendas. En una entrevista radiofónica en Onda Cero, Carlos Alsina acorraló a Ione Belarra con una pregunta, que a la vez era reflexión o síntesis de lo que estaba escuchando a la ministra. Decía así mi tocayo: “¿Entonces para usted o para Podemos qué sentido tiene que se celebren juicios en una sociedad como la nuestra, democrática, si ustedes siempre tienen claro quién es culpable y quién es inocente, y si es de los suyos y es condenado es porque existe un proceso de criminalización y si es de enfrente y es condenado, la Justicia sale adelante? ¿Para qué sirven los juicios en su opinión?”. Hasta aquí la cita.
La tipología –ya amplia– de ministros en nuestra historia reciente debe añadir, gracias a la valiosísima colaboración de los miembros, miembras y miembres de Unidas Podemos, la del “ministro macarra”. Que, por cierto, rima con Belarra. Menos declarar en plan chulo de patio de colegio y más gestionar. Por ejemplo, la agenda 2030, que le corresponde a la ministra. ¡Cuán largo me lo fiáis! Se ve que le queda como muy lejana la fecha.