11 de octubre, 2022

¿De verdad que alguien quiere volver al 36? Me refiero a 1936, aunque creo que ya todos lo habían dado por supuesto. ¡Qué otro 36 iba a ser! Se ha escuchado cierta canción, compuesta a tal efecto en la fiesta Viva22 organizada por Vox en Madrid, cuyo estribillo decía: “Vamos a volver al 36” (y dejo al lado la interpretación que han dado sus autores). ¡Qué le vamos a hacer, pero a mí me recordaba otro grito recurrente, proveniente de las antípodas ideológicas de Vox, en otras manifestaciones y concentraciones: “Arderéis como en el 36”!

Ya se me va notando, creo, que no me gustan ni un pelo este tipo de banderas que se enarbolan con afán de, vamos a decirlo así, eliminación del adversario. Son muestras de la polarización que nos envuelve y que lleva al blanco o negro, al todo o nada, al conmigo o contra mí. Odio, valga la redundancia, los discursos de odio. Sobre todo porque van contra el motor que mueve verdaderamente el mundo a pesar de que las apariencias parezcan mostrar lo contrario. Sí, me refiero, y llámenme si quieren el ultimo romántico, el amor, que anida en el espíritu humano siempre y gracias al cual seguimos en pie usted y yo, que no es poca cosa. Piénsenlo bien.

Aparte de estas altas consideraciones filosóficas existen también otras de índole puramente histórica. Vamos a ver. Seamos serios. Han pasado más de ochenta años desde 1936. No entro aquí en las razones de quienes entraron en guerra en aquel entonces, que motivos tuvieron… como los hechos mismos demostraron. No podemos reescribir la historia como si aquello no hubiera sucedido. Sí, han pasado más de ochenta años y … ¿alguien en su sano juicio cree que se puede volver a ese tiempo pretérito, con sus mismas coordenadas de contexto? Me da igual rojos que azules, comunistas que fachas, si reproducimos la simplista terminología de antaño. Los que hoy se tienen como tales, que por desgracia de todo hay, en uno y otro bando, serán… otra cosa: la de 2022, pero no la de 1936 porque el tiempo no pasa en balde y la España de hoy es muy diferente socialmente a la de ese pasado. Digamos, en resumidas cuentas, que es irreproducible la España del 36.

Siento ser tan crudo para expresar lo que quiero explicar, pero… ¿de verdad alguien cree que la mayoría de la gente está hoy dispuesta a matar por su causa ideológica o partidista? Hay mucho estado de bienestar inoculado en vena en los españoles de todo tipo y condición, como para quemar iglesias o dar golpes de estado. En esta sociedad de hoy en día se grita mucho, se vocifera; y si además eso se viraliza parece como si fuera la verdadera opinión pública, enfrentados unos contra otros sin solución. Permítanme dudar y mucho de este maniqueísmo. Eche un vistazo a su alrededor, a sus alrededores, y quizás convenga conmigo en que se trata de una enorme exageración amplificada por la sociedad del espectáculo en que vivimos.