“DIVIDE … Y PERDERÁS”
Acabamos de vivir la primera moción de censura en el Ayuntamiento de Murcia en más de siete siglos; un momento que, en consecuencia, habría que calificarlo de histórico. Un día para la Historia, que ha brotado entre la histeria reinante en este imborrable mes de marzo de 2021. Porque de la historia a la histeria sólo media una letra, al menos en nuestra volcánica tierra…
En la memoria de todos, quedará impreso por siempre aquel telúrico episodio que convulsionó el escenario político regional hasta lo más profundo en los idus de marzo. En medio de la crucial contienda, que libramos a brazo partido contra el coronavirus y sus devastadores efectos, subrepticiamente se inmiscuyó el inconcebible estruendo del más sui generis juego de tronos.
En vísperas de Semana Santa, queremos hablar de turismo con una de las mayores expertas en la materia, Soledad Díaz, presidenta de Hostetur, patronal hotelera de la Costa Cálida, que también ostentara la presidencia de Hostemur en tiempos no tan lejanos. Soledad Díaz nos hace balance de un año tan difícil, pero también mira al futuro con esperanza.
Hipólito Martínez,
Este jueves, se ha escrito la segunda parte de semejante episodio. Afortunadamente en un ambiente más calmado; los distintos portavoces de los grupos municipales expusieron sus planteamientos sin la descarnada acritud ni el fiero ensañamiento, que se vertieron en la Asamblea Regional.
Al contrario; en el Ayuntamiento, se esgrimieron argumentos y críticas, no exentos de dureza, sin apenas roces reseñables, únicamente algún escarceo entre esporádicos exabruptos. Pero nada que ver con el espectáculo bochornoso de la Asamblea; el exacerbado paroxismo de sólo una semana atrás quedó reducido a su mínima expresión. Como colofón, se votaría en voz alta, con la sala guardando un expectante y respetuoso silencio. Al final, no hubo sorpresas: 15 votos a favor, 14 en contra. José Antonio Serrano es ya nuestro alcalde.
Un viejo tiempo nuevo
Comienza así una nueva etapa en la ciudad de Murcia, y es de esperar que las aguas vuelvan a su cauce. Deben volver, Murcia se merece toda nuestra concentración y hasta el último de nuestros esfuerzos ante el colosal reto común que debe unirnos, y ése no es otro sino el de superar las consecuencias de esta cruel pandemia cuanto antes.
Es de desear que, tanto a nivel municipal como regional, vuelva a instalarse la concordia. Quedan dos años de legislatura y en este bienio se decide nuestro futuro. Hay demasiado en juego; y Murcia necesita de todos, de todos sin excepción. Llegada es la hora de limar las diferencias por abismales que sean. Aunque de lo escuchado este jueves, también se deduce que la avenencia va a resultar harto difícil.
Pero es un buen síntoma, el clima que reinó en la Casa Consistorial. El hasta hoy alcalde se despidió con elegancia, entre versos propios y ajenos; el nuevo recibió el bastón de mando con la lógica alegría impresa en su mirada, mas sin estridencia alguna. Y, antes en sus discursos, ambos se mostraron sosegados e incluso líricos, uno se marchaba por “el camino que está dentro del alma”, el otro al unamuniano modo prefería “ser padre del porvenir que hijo del pasado”.
De esta guisa, se inauguraba un tiempo nuevo en nuestro municipio, donde todos van a seguir siendo imprescindibles; porque la pandemia no entiende de colores. En contra de lo que algunos maquiavélicos creen, si insistimos en dividirnos no venceremos, perderemos todos.
Hasta Julio César hubiera abominado de su presunta y celebérrima frase ante la constante amenaza de un virus asesino, que ha causado más de 1.500 víctimas mortales y cuantiosísimas pérdidas económicas en nuestra Región. He ahí el enemigo; el único enemigo, al que hay dividir y derrotar.