La maquinaria propagandística del Gobierno no cesa en el empeño de que los responsables de más de veinte mil muertos (solo cifras oficiales; hay más, muchos más) se vayan de rositas a la salida de este infierno.
Pablo Iglebbels y el Barón de Munsánchez ponen a sus deudos, los pagados, los subvencionados, los pesebreros, a crear el vocabulario B de la neolengua del Ingsoc que han instaurado, a modo del orwelliano “1984”, con la misma finalidad: tanto proveer un medio de expresión a la cosmovisión y hábitos mentales propios de sus devotos, como directamente imposibilitar otras formas de pensamiento; es decir, palabras, como aquéllas, construidas deliberadamente con propósitos políticos. Vista la respuesta a reeditar unos Pactos de la Moncloa con tal nombre, ya han inventado lo de la “Mesa de Reestructuración”, que suena a mueble por piezas de Ikea. No tendremos un proceso de fin de confinamiento, sino un “desescalamiento” cuyo significado, continente y contenido, aún no conocen. Han inventado el concepto de “mutualizar” la deuda, pero se refieren a compartir las responsabilidades, para tocar a menos bofetadas de las que se van a repartir, y “politizar el dolor”, para mejor servir a sus propósitos más allá de la pandemia. Eso, además de todos los mantras de alienante repetición todos los días, a todas horas.


Y como en toda buena dictadura, que es en lo que están convirtiendo nuestro país a la sombra de un estado de alarma sobredimensionado y con medidas que no se corresponden a tal, ahora se busca ya, se ha encontrado, el chivo expiatorio perfecto para no asumir las responsabilidades que, política y legalmente, tendrán que asumir cuando esto termine.


¿Le parece a usted una casualidad que todos los canales de las distintas cadenas se hicieran eco, en sus respectivos informativos, de una misma noticia, la de que la Fiscalía investigaba a 38 Residencias de Ancianos y tenía en cartera a otras 124, con pormenorización de los datos por Comunidades Autónomas? En comunicación, eso es una filtración de manual. Y como todas las filtraciones, oportunamente cocinada y servida en el momento y con el contenido y los datos adecuados a su finalidad.


El Gobierno ha decidido que va a responsabilizar de la muerte de tantos ancianos a las Residencia de Mayores. ¿Por qué? Pues porque, en efecto, se ha producido una elevada mortandad entre sus habitantes. Fallecidos que el mismo Gobierno se empeña aún en no contabilizar entre los causados por la pandemia, y que, además, se originaban por la política de no admitirlos en UCI’s ni distraer en ellos respiradores y hacerlos volver a unos centros que para nada son sanitarios y contaban con aún peores condiciones y equipación que los hospitales.


Y porque, además, las Residencias de Mayores son competencia de las Comunidades Autónomas y de gestión privada. Es magnífico: ya tenemos dos culpables que no son el Gobierno. Sobre todo, ya se sabe, las autonomías gobernadas por el PP, claro. Y la gestión privada, tan mala, tan horrorosa, tan culpable de todo, pero a la que acuden los ministros cuando se contagian.
Nada mejor que contar con el oportuno buco emisario que sacrificar ante la inminente indignación de la ciudadanía. Para que los cabrones sean otros…