SUMAR, RESTAR, DIVIDIR Y MULTIPLICAR

opinión, Por Decir Algo

21 marzo, 2023

Sigue Yolanda Díaz encantadísima de haberse conocido presentando su proyecto Sumar por la geografía española.  Y digo bien “proyecto” porque parece no acabar nunca de consumarse y las elecciones generales (a las municipales y autonómicas ya dijo que no concurría) están ya a la vuelta de la esquina. Como cabía esperar, sus necesarios socios de Unidas Podemos andaban y andan con la oreja delante de la mosca y le exigen mayor concreción y determinación porque su proceso abierto podría bien bautizarse “la historia interminable”. Ahora acaba de concretar, aunque a lo mejor es mucho conceder utilizar ese verbo, que el 2 de abril presentará su esperado proyecto. Habrá que esperar hasta entonces para medir el nivel de concreción y cómo se percibirá por sus presuntos aliados.

Pocos dudan de que el atractivo político de Díaz es mayor que el de cualquier otro líder actual de ese espacio político a la izquierda del PSOE. Ni la “quemada” por el sí es sí Irene Montero, ni la Jone Belarra del “bienestar animal”, ni siquiera el fundador Pablo Iglesias si le apeteciera volver reúnen perfiles adecuados para sacar una mayor tajada electoral: esa que los socialistas necesitan a toda costa para mantener sus esperanzas de reeditar gobierno. Pero Yolanda Díaz no termina de consumar su suma, no voy a decir teológica que de eso poco tiene, pero sí lógica si quiere aspirar a más.

Ganas de sumar no le faltan. El problema puede venir del resultado de la suma. Dos y dos, en política (y sobre todo en elecciones) raramente son cuatro. Además, lo que parece que está configurando es una copia cuyo copyright pertenecía a Pablo Iglesias: la de los acuerdos con distintas formaciones a nivel autonómico en una especie de CEDA de izquierdas que, si bien puede ensanchar el espacio mediante ciertos arraigos territoriales, carece de la unidad necesaria para un proyecto duradero y estable. Se parece demasiado a las confluencias y las mareas de la era Iglesias en versión Yolanda 2.0., incluso en el discurso y el argumentario que emplea para justificar su unión.

Así las cosas, no queda nada claro que el proyecto de Díaz sume, y menos aún en un contexto político de polarización que beneficia la vuelta del bipartidismo clásico. A lo mejor incluso resta porque divide a los posibles coaligados o hace virar a antiguos votantes hacia una opción más segura como el PSOE. La multiplicación de partidos o coaliciones en ese espacio político que pretende la lideresa gallega recrear no es un buen síntoma de salud porque inevitablemente genera conflictos internos nada fáciles de gestionar, especialmente a la hora de confeccionar las listas electorales, que se presumen más que complicadas. Y es que un escaño bien vale una misa.