MOROS EN LA COSTA Y ESPAÑA VACIADA
Una expresión popular de arraigada e histórica tradición en nuestro país nos habla de la existencia o no de “moros en la costa”, dicha sea sin sentido peyorativo ni despectivo alguno. Pues bien, las imágenes de estos últimos días nos la han devuelto al primer plano en nuestros enclaves del norte de África con esa invasión a nado de inmigrantes con la anuencia de nuestro vecino Marruecos: un conflicto diplomático en toda regla por más que la diplomacia española, con la ministra de Exteriores a la cabeza, insistiera en las relaciones de buena vecindad que animan a los dos países. Aunque remarcara González Laya el mantenimiento de la normalidad según los acuerdos establecidos, basados en la colaboración mutua, las imágenes desmentían sus palabras de forma bastante categórica.
Se trata de un problema complejo que debe abordarse desde múltiples perspectivas y, por tanto, desde distintas instancias políticas y administrativas, teniendo en cuenta además la realidad demográfica y laboral española. ¿No suponen un contraste más que notable la inmigración ilegal y la España vaciada? ¿Hacia dónde nos llevan esas dos realidades más que tangibles? ¿Estamos quizás favoreciendo la primera en detrimento de la segunda? Expresado de nuevo en lenguaje coloquial: ¿hay más moros en la costa… y menos españolitos en el interior?
Si vamos más al fondo de la cuestión, ahora que la pandemia ha azotado de nuevo el que ya era reducido índice de natalidad en España, haciéndolo descender aún más, ¿no es llegado el momento de establecer de verdad, sin absurdos clichés ideológicos, unas políticas de fomento de la natalidad efectivas como las que realizan otros países europeos tan diferentes como Francia, Suecia o Hungría? Con plan “España 2050” o sin él, es deber político y patriótico ponerse de acuerdo sobre medidas que incentiven el repoblamiento de una especie en extinción llamada “ciudadano español”.