MEDIO SIGLO DE AQUELLO
25 noviembre, 2021
Medio siglo pasa más rápido de lo que uno se puede imaginar. Hace hoy exactamente cincuenta años de la desaparición, por cierre gubernamental, del diario Madrid. Durante cinco años, desde el otoño de 1966, había ido mostrando sus planteamientos críticos de la dictadura, habitualmente en el filo de la navaja, al borde de lo que se podía decir y lo que entre líneas se podía deducir de lo que decía e informaba. Insufló aires nuevos a la aletargada opinión pública del tardofranquismo, decidido a jugar al reformismo desde dentro: una labor ardua y erizada de dificultades. Como certeramente resumió su director de aquellos años, Antonio Fontán, emprendió un viaje “por los incómodos senderos de la discrepancia”.
Fue una operación sin duda política en cuanto a sus líneas directrices, pero también periodística por el empeño que puso el diario madrileño en simplemente informar acerca de lo que pasaba en la España de entonces. No era poca osadía. Se escribieron editoriales célebres, artículos resonantes como aquel titulado “Retirarse a tiempo: No al general de Gaulle”, que todos entendieron como dirigido a otro general más cercano, lo que le valió a Madrid una suspensión de cuatro meses en mayo de 1968. Molestaban en los círculos oficiales sus noticias sobre el mundo laboral y universitario, crecientemente desafecto al régimen. En los momentos de máxima exaltación patriótica, como la concentración en la Plaza de Oriente a favor de Franco tras el juicio de Burgos en diciembre de 1970, cuando prácticamente todos los diarios dedicaron sus portadas a exaltar la adhesión del pueblo a su Caudillo, Madrid informó con una foto de reducido tamaño en la parte inferior y un aséptico título: “La manifestación de ayer”.
Esa falta de calor en el elogio molestaba y mucho en el gobierno, a veces incluso más que los sesudos editoriales que dedicaba a los temas políticos de actualidad. Fue el único diario que no apoyó explícitamente la designación del príncipe Juan Carlos como sucesor de Franco en la jefatura del Estado a título de Rey. Estos y muchos otros episodios le han hecho entrar en la historia del periodismo español con letras de oro, y es justo recordarlo un día como hoy. Fue un soplo de libertad, un laboratorio de la posterior transición a la democracia, a la que prestó un valioso servicio desde su plural trinchera.
Posdata: le dediqué gustoso cinco años de mi vida haciendo mi Tesis doctoral sobre esos cinco años del diario. Hoy en Madrid le rendiremos merecido homenaje público.