ESPAÑA EN FUNCIONES
24 octubre 2023,
¿Se acuerdan de aquella fecha en la que nos hicieron votar en plena canícula, allá por el 23 de julio? ¿Se acuerdan? ¡Ha pasado ya tanto tiempo!… y nosotros con estos pelos, es decir, que aún no sabemos para qué han servido además de que sudáramos con la gota gorda. Porque se supone que unas elecciones generales han de dar lugar a la formación de un gobierno para los cuatro años siguientes, y henos aquí que todavía andamos sin un gobierno emanado de aquel mandato de las urnas, como pomposamente suele denominarse al resultado de los comicios.
Claro que, para empezar, se discutió, se discute y parece que se seguirá discutiendo cuál fue ese mandato, o lo que es lo mismo, cuál fue el resultado. Ganó, aunque no lo parezca, el Partido Popular: un hecho que intentó hacer valer, sin mucho éxito, su líder Alberto Núñez Feijóo. Fue el primer candidato a la presidencia del ejecutivo propuesto por el Rey, pero se encontró con la negativa de la mayoría del Congreso de los Diputados: una mayoría que, sin embargo, todavía no se ha puesto de acuerdo para conformar un bloque que obtenga más síes que noes en el hemiciclo. Tan es así la situación que la presidenta del máximo órgano legislativo ni siquiera ha puesto fecha a la investidura del único que tiene opciones de ser investido, un tal Pedro Sánchez que seguramente les suene de algo.
No sabemos si va sobrado o si juega al despiste por su frágil posición, si lo apuesta todo a la discreción o más bien a la opacidad dado el calibre de los temas que parece se negocian, si vamos a una investidura segura porque no queda otra o si nos encaminamos a nuevas elecciones en enero porque tanto Sánchez como Puigdemont son tan imprevisibles como poco fiables; y de hecho no se fían además el uno del otro.
Entretanto, y ya tenemos experiencia de ocasiones pasadas no tan lejanas, España sigue en funciones; bueno, mejor dicho, España sobrevive con un gobierno en funciones; o aún mejor dicho, sobrevive a pesar del gobierno en funciones, mal que le pese a este. Porque la vida de los ciudadanos y de las empresas, la vida económica y social prosigue porque no puede detenerse. Siempre es mejor contar con un gobierno constituido, qué duda cabe, pero tampoco se puede paralizar todo a la espera de que haya fumata blanca en la carrera de San Jerónimo. La administración funciona; otra cosa es que los políticos se empeñen en no dotarla de un gobierno que la encabece y le dé una dirección, cosa más que recomendable para la salud democrática.
316 días duró el gobierno en funciones de Rajoy entre 2015 y 2016; 254 el de Pedro Sánchez entre 2019 y 2020; y 90 lleva el actual, también de Sánchez. Se admiten apuestas acerca de si caerá el récord del gallego, acerca de si caerá… esa breva. Próxima estación: Waterloo, si es que el tren de Moncloa decide hacer parada ahí.