EL DÉFICIT Y LA PEPA

A MICRÓFONO CERRADO

Tras la tormenta llega la calma tormentosa de nuestra realidad cotidiana. Después de vivir pendientes del hilo de las mociones de censura, como si no hubiera nada más en el horizonte (las mociones pudieron incluso con el coronavirus), al despertar de esta pesadilla nos encontramos con que nuestros habituales monstruos siguen ahí: una deuda  de más de diez mil millones de euros, un déficit endémico, muchos miles de parados esperando su empleo y casi uno de cada tres murcianos en riesgo de exclusión, Y, por supuesto, sigue acechando la pandemia que empieza a repuntar en nuestro país y en nuestra Comunidad.

Al acallarse el ruido de sables (y de tronos), nos queda la tempestad nuestra de cada día: una situación económica límite, lastrada por una infrafinanciación que data de tiempos de Zapatero y Rajoy. Mas hoy nos invade una parálisis extraordinaria, debido al tiempo perdido en ‘quítate tú para que me ponga yo’. Para más inri, todavía seguimos sin tener aprobados los presupuestos regionales.

Además, en la peor de las coyunturas, continuamos siendo los campeones del déficit. Evidentemente ahora está más justificado que nunca; pero este vicio viene de antaño, porque nos agravia un infame sistema de financiación que nadie parece tener mucha prisa por cambiar. Paradójicamente, este año se ha logrado reducir el déficit, en un 44%, gracias a los fondos Covid y al adelanto de las entregas a cuenta del Ministerio de Hacienda.

Aun así, la Región de Murcia cerró 2020 con el segundo mayor déficit público autonómico junto con el País Vasco, del 1,12% del producto interior bruto (PIB), tras la Comunidad valenciana, del 1,15%. En términos absolutos, el déficit murciano es el cuarto mayor de España, con 328 millones de euros. Aunque, en realidad, el impacto del coronavirus en el déficit supone en nuestra Comunidad unos 204 millones, el 0,7% del PIB, el décimo mayor en cifras absolutas y el octavo en porcentaje.

No obstante, si restáramos esa cantidad derivada de la crisis pandémica, la diferencia entre ingresos y gastos sería de 124 millones negativa, el 0,43% del PIB murciano, el tercero mayor de España, tanto en términos absolutos como relativos. Lo dicho: sin el coronavirus, seguiríamos estando en el pódium de los más deficitarios. Y de ahí parece que no nos queremos bajar.

Ahora bien, si sus señorías lo prefieren, podemos prolongar indefinidamente discusiones sobre sillones, varas de mando o pactos contra natura hasta que se sacien sus ansias. Sin embargo, no deben olvidar, ni en su máxima obnubilación, que el objeto del gobierno es la felicidad del pueblo, no la suya; puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de todos los individuos que la componen.

 No lo dice este pobrecito hablador, así reza el artículo 13 de la Constitución de 1812, la inconmensurable “Pepa”. Después de 209 años, creo que ya va siendo hora de que la lean y la comprendan. Ya que tienen cerrada la Asamblea Regional por vacaciones (qué suerte la suya), saquen provecho, al menos, de esta edificante lectura.