DIARREA LEGISLATIVA

Por Decir Algo

25 octubre, 2022

En plena canícula estival de agosto, la secretaria de estado de Igualdad, doña Ángela Rodríguez, alias “Pam”, acuñó el término “diarrea legislativa” para referirse a las prisas que desde su sector político –es decir, el de Unidas Podemos– se daban para sacar adelante leyes y más leyes sin importarles mucho, la verdad, su finura jurídica. Diarrea legislativa, o lo que es lo mismo, legislar mucho y rápido, “intentando –como decía literalmente la susodicha– hacer muchas cosas no vaya a ser que mañana se acabe”. Se entendía, a que mañana se acabe el momento de estar en el Gobierno, cada vez menos a tenor de todas las encuestas excepto la consabida del ínclito Tezanos.

Viene esto a cuenta del último producto de esa diarrea, la conocida como “Ley Trans”, que tanta polvareda está levantando dentro y fuera del propio gobierno Sánchez, pero que podríamos ampliar a otras leyes ya en vigor que han seguido una tramitación similar como la de Memoria Democrática, pactada hasta con Bildu, que ya solo eso debería producirnos escalofríos porque tienen una memoria muy pero que muy selectiva y poco pero que muy poco democrática. Lo han dicho ya un buen número de analistas pero me uno a ese coro: se trata, en definitiva, de reescribir la historia, en este último caso, o de reescribir la naturaleza en el caso de la “Ley Trans” y la autodeterminación de género como punta del iceberg o meta máxima de sus impulsores.

En el fondo de estos planteamientos se nos está tratando de imponer a los ciudadanos una visión única del ser humano y de la historia y declarando anatemas o herejes a quienes se atrevan a sostener lo contrario o pongan siquiera algún matiz. Si no se ampara la libertad en la interpretación de la historia, apaga y vámonos; consulten al gremio de los historiadores por si les cabe alguna duda. Si se piensa que lo del sexo asignado es una burda tontería que, además, para más inri, invisibiliza a las mujeres, eres de tránsfobo para arriba. Papá Estado (perdón, que quizás habrá que decir, Mamá Estada) define el bien y el mal; cosa que, de forma multisecular, ha sido un atributo reservado en todo caso y únicamente para Dios. El “seréis como dioses” que el libro del Génesis pone en palabras de la serpiente a Eva no fue una tentación pasada: anda siempre al acecho del común de los mortales.

Así pues, en el fondo, la izquierda ultra radical es más papista que el papa, sostiene las tablas de la ley y nos dice qué somos, quiénes somos, qué hicimos, qué fuimos y nos libera –¡cuán agradecidos deberíamos estarles!– de la funesta manía de pensar, como Fernando VII, de infausta memoria, en sus mejores tiempos. Así las cosas, uno está tentado de pedir que al gobierno le dé, más bien, en vez de una diarrea, un ataque de estreñimiento.